Siempre que un conductor se pone al frente del volante acepta implícitamente que es responsable por la seguridad de todos aquellos que transitan la calle, inclusive, mal que le pese, la de los motociclistas y ciclistas; los accidentes pueden ocurrir.

De acuerdo a estadísticas recientes, casi uno de cada tres lesionados en accidentes es conductor de una moto. Una realidad que preocupa considerando que la moto es el transporte más elegido en estos tiempos de crisis. Falta de control y capacitación se suman al peligro latente que cada vez más invade nuestras calles.

Al igual que los peatones, los motociclistas y los ciclistas son de los sujetos más vulnerables de la grave crisis vial que sufre la argentina. Sin carrocería protectora y poco visibles, las lesiones sufridas suelen ser de las más graves. De allí que cuando como consecuencia de la conducta de un conductor imprudente se producen lesiones, o incluso la muerte de un motociclista o ciclista, el accionar culposo del conductor debe ser reprimido penalmente, amén de las derivaciones patrimoniales que habrán de pesar sobre él y/o su aseguradora.